Se abre un vórtice dimensional y sale un guerrero futurista. La escena parece sacada de una película de «Terminator», con rayos preliminares recorriendo tu entorno, lo cual te pone en alerta. Sin embargo, te quedas inmóvil, conteniendo la respiración, esperando que ninguno de esos rayos de corriente eléctrica te alcance. El guerrero se recompone, mira a su alrededor y se fija en ti. Has olvidado respirar desde hace un rato y te niegas a hacerlo hasta que aparte su mirada de ti.
Sin decir una palabra, te dispara. En ese momento reaccionas, gritas y empiezas a correr. Mientras corres, te das cuenta de que el disparo no te ha matado, sino que era una especie de inyección. De repente, tu cerebro empieza a volverse loco y a recordar cosas que nunca has visto antes. Recibes una sobrecarga de información sobre el futuro.
De las sombras emergen dos monstruos que también te resultan familiares. ¡Claro! Son como los de las películas de “Alien, el octavo pasajero”. Pero, ¿qué están haciendo aquí? Tus pensamientos siguen agitados, recorriendo tu mente con tanta intensidad que temes que en cualquier momento te desmayes debido a la mareada que te produce. Sin embargo, tus ojos se abren al máximo cuando ves que esos monstruos atacan al guerrero vestido con indumentaria futurista.
Sin pensarlo, te echas a correr y empiezas a ver gente en las calles. Poco a poco, la multitud se va acumulando hasta que llegas al Zócalo de la Ciudad de México. Recuerdas que es el 15 de septiembre, pleno grito de independencia. Los monstruos que te persiguen se asombran al ver tanta gente.