Hoy he decidido darle mayor continuidad a mi blog, pero ¿De qué voy a hablar que no sean cosas mundanas? ¿Hablar de mis problemas emocionales? ¿De mis logros profesionales? ¿De lo que voy aprendiendo día con día?, bueno como muchas cosas que hago en mi trabajo constantemente son confidenciales y no puedo hablar mucho de ellas, he decidido hablar de las cosas que he hecho en el pasado, y que mejor que empezar del principio, así que, si llegaste hasta aquí leyendo es porque quizás te interese un poco más de mi trayectoria, pues bien, vamos a empezar.
Corría el año de 1998, un martes 14 de julio, ese día cambiaría mi vida para siempre. Tenía 25 años cuándo comenzó mi carrera en este maravilloso medio.
Alfredo Camacho Olivares, reportero del periódico “El Excelsior”, quién cubría la sección de cultura, mencionaba en su nota que el mundo de los cómics, las historietas y las caricaturas era un deleite para los niños en plena temporada vacacional, en aquellos tiempos la televisión era el medio de comunicación masiva por excelencia, y para gozo de chicos y grandes se celebraba la cuarta convención de cómics, ciencia ficción y fantasía (Mecyf Internacional ´98) que iniciaba el sábado y terminaba el miércoles, cinco días espectaculares, donde «centenares de niños, algunos acompañados de sus padres, hacían largas filas, para ingresar al laberinto de la fantasía, donde los héroes de cómic y la historieta captan la atención del visitante”. Alfredo Camacho Olivares, 1998.
El boleto de entrada costaba en aquel entonces $ 50.00 pesos, y era un costo considerablemente caro, pero había más de 150 expositores, área de juegos de mesa, tenía lugar el ll festival Internacional de Cine Ciencia Ficción y Fantasía, las películas que se exhibían eran, Nirvana, Dark City, Acción Mutante, RIP, Der Unfish, Cube, Braindead, entre otras.
Se vendían, playeras, gorras, llaveros, chamarras, tazas, tarjetas coleccionables, pins, álbumes, calcomanías, discos compactos, etc.
Había exhibicion y concursos de modelismo, barcos, aviones, tanques de guerra, Autos, trenes y por supuesto que los personajes de cómic por todos conocidos.
Había un corredor específicamente para los artistas, creativos que exponían su trabajo original.
Y es aquí donde de entre todos los dibujantes independientes (termino que se nos daba a los que estábamos en esas mesas vendiendo nuestros dibujos) que habían sido seleccionados por el grupo editorial Vid, se hace la mención del joven Ricardo Osnaya R. Destacando la buena técnica y la gran habilidad para elaborar cualquier personaje de cómic.
Eso es lo que vendía, no mis personajes, no mis cómics, pero sí mi habilidad para dibujar lo que sea, en el estilo que fuera.
Gracias a esa mención en el periódico de aquella fecha, me dieron la oportunidad de publicar mis primeros dibujos en Revista de Revistas del Excelsior.
Pero esa es otra historia.